El hada mala

Había una vez un hada buena que se llamaba Rosela que era la más buena de todo el reino de las hadas, también otra, que aunque no lo parecía, era la más mala del reino de las hadas, se llamaba Maligna. Maligna era la que más pueblos y ciudades tenía; se hacía pasar por inocente para así poder gobernar poco a poco todos los pueblos y ciudades cercanas al reino.  Un día, Maligna caminaba por la calle fingiendo ser un hada callejera, desorientada, muerta de hambre y sedienta, para que la gente le echara limosna en su cesta. Cuando nadie le daba nada, suplicaba y suplicaba, y si aún así no conseguía lo que quería,  ella lanzaba hechizos poderosos. Quería incluso que la adoptaran para así aprovecharse de todo lo que las buenas personas tenían en sus casas.  La gente le tenía miedo, se enfadaba tanto que todos decidieron no salir de sus casas, ni en verano ni en invierno. Cuando caía el frío y la nieve, la gente estaba hambrienta y muerta de sed, pero no salían de sus casas, ni para comprar comida y bebida. Ya ni miraban por las ventanas, ni siquiera los niños. Ni salían de casa para hacer un muñeco de nieve en invierno o bañarse en la piscina bien fresquitos en verano.  El hada Maligna estaba tan furiosa de haber fracasado en sus intentos y planes malignos que dijo:  "TENDRÉ QUE PENSAR OTRO PLAN".    Se le encendió una lucecita maligna y decidió dar a todo el pueblo manzanas envenenadas. Robó unas cuantas manzanas del granjero y se fue a su laboratorio. Hizo el veneno, se montó un mercadillo, pero no fue nadie. Ni siquiera una pulga o una hormiga. 

Autora,  Ariadna Ripoll Cardona, 8 años.
             

Comentarios

  1. Me encanta Ariadna !! Gracias por tu cuento, es una historia preciosa. Mándame otra que escribes muy bien. Besitos.

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