Una mediadora no vende medias. Autores: Felipe Roncaglioto y Karina Sotelo, 9 años.



UNA MEDIADORA NO VENDE MEDIAS


Ángela es una niña muy dulce, como todas las niñas de 8 años, pero
cuando se enfada...¡¡Madre mía!!  Un día de invierno, en el cole, se
disgustó con una de sus amigas, con Carlota, porque perdió la funda
del reproductor de música que le había prestado, y que su abuela Ana
le había tejido con mucho cariño.
Era tal el enojo de Ángela que no quería ver a su amiga ni siquiera en
el patio para bailar, como era costumbre cada día. Y eso que se lo
pasaban ¡¡fenomenal!!
 
Carlota se veía muy apenada. Quería que Ángela supiera cuánto lo
sentía, que aceptara sus disculpas y volvieran a jugar como siempre.
Pero eso no era posible; su gran amiga no estaba dispuesta a
escucharla, pues ella también se sentía muy triste por la pérdida de un
objeto que consideraba tan importante, por ser único.

Al otro día, en el cole todo seguía igual. Por lo que Felipe, que era
amigo de las dos niñas y las quería por igual, le sugirió a Carlota ir a
hablar con María, la mediadora, la chica rubia que hacía unos días les
había hablado en clase de una forma amable y pacífica de resolver las
diferencias entre ellos, dialogando, que se llama MEDIACIÓN. 

A Carlota le pareció una idea genial, así que, a la hora del recreo
fueron a Secretaría a preguntar por la mediadora. María les atendió con
la dulzura que le caracteriza, y escuchó atentamente lo que los dos
niños le relataban. Al terminar, pidió a Felipe que fuese a buscar a
Ángela al patio para tratar de hablar con ella y escucharla también.
Ángela no conocía a María, pues el día que hablaron de mediación, se
encontraba malita y no había podido asistir al cole.

-¿Una mediadora quiere hablar conmigo?- preguntó Ángela.
¿Y quién es? ¿Una señora que vende medias? Dile que muchas gracias
Felipe, pero no necesito más medias-.
-Que no Ángela  ¡¡ una mediadora no vende medias !!
- contestó Felipe- Una mediadora os puede ayudar a ti y a Carlota para que
volváis a ser amigas. Ella se pone en el medio, por eso se llama así.
Habla con las dos y trata de que podáis hablar entre vosotras y de esa
manera puede conseguir que dejéis de estar enfadadas y tristes-.
-Mmmmm... vale, iré a ver qué quiere la mediadora- asintió
Ángela- Tampoco tengo nada que perder, y la verdad es que me
aburro en el patio...No es tan divertido cuando no está Carlota.

María, después de conocer los hechos desde la visión de Ángela, y de
asegurarse de que cada una entendía cómo se sentía la otra y de que
ambas querían solucionar su problema, pero no sabían bien cómo
hacerlo, preguntó si a alguna se le ocurría una idea.
Carlota sugirió pedirle a su abuela Cristina, que hacía cosas maravillosas
con las agujas, que tejiera una nueva funda para el reproductor
de música de su amiga. Ángela aceptó
la propuesta de Carlota y sellaron su
acuerdo con un fuerte abrazo y la
promesa de una nueva coreografía compartida en el recreo del día siguiente.
Ambas se sintieron felices y contentas
de haber tenido la oportunidad de hablar sobre lo que les ocurría y comprobar que siempre es mejor tratar de 
solucionar las cosas con cariño y buenas
maneras. 

Ahora las niñas saben que cuando se enfrenten a un conflicto con quien fuera y donde fuese, existe una forma de tratarlo llamada MEDIACIÓN que es muy sencilla y efectiva, que tiene muy en cuenta sus sentimientos y que permite que cada uno pueda hablar de sus ideas y de lo que quieren o necesitan y plantear las soluciones que realmente desean.
Y que existen personas cuyo trabajo consiste en ayudar a otras a encontrar las mejores soluciones, que se les llama MEDIADOR o MEDIADORA, y puedes recurrir a ellas cuando tienes un problema.

Y colorín colorado, en este cuento se ha mediado

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