La calle de la solidaridad. Autora: Elsa Esteve, 10 años.




LA CALLE DE LA SOLIDARIDAD

En la ciudad de Madrid, un niño de 8 años y medio llamado Carlos vivía con su padre, quien trabajaba todo el día ya que eran muy pobres. Carlos solía jugar sólo por los barrios de la ciudad, un día cansado, se sentó a jugar en el suelo de una calle llamada, la calle de la solidaridad. Justo en frente de él había una casa en la que vivía un niño de 10 años de nombre Daniel.   
Hacía frio,  Daniel, asomado a la ventana de su habitación vio la figura de un niño triste en el suelo. Salió y se acercó a él tendiéndole la mano y levantándole. Le preguntó por qué estaba tan triste y Carlos le dijo que era su cumpleaños y no tenía con quién celebrarlo. 
Daniel lo llevó a su casa y los dos niños empezaron a hablar.
 Daniel era bueno y generoso, así le habían educado sus padres, e hizo sentir a Carlos tan bien que no podía dejar de sonreír.  A partir de entonces los niños se fueron haciendo amigos y Daniel se dio cuenta de que Carlos necesitaba de verdad su ayuda y apoyo, entonces compartió su comida, le prestó su cuarto, le compró ropa y zapatos, y le dio parte de sus ahorros para que empezara a estudiar en la escuela de Santa Fe.  

 Le gustaba la escuela, se fue haciendo cada vez más y más inteligente. Pasaron los años y cada uno hizo su camino, ambos fueron a la universidad, pero en diferentes ciudades porque Daniel tuvo que mudarse cuando trasladaron a su padre.   Se hizo profesor de Sociales, y Carlos estudió medicina.   Daniel daba clases en su ciudad pero los fines de semana iba a los pequeños pueblos cercanos a dar clases a los niños que no podían ir a la escuela,  y como aquella experiencia le gustó tanto,   se hizo voluntario de una organización muy dedicada a  facilitar estudios básicos a niños sin recursos. 

En uno de sus viajes conoció a la que luego sería su esposa, Gladis,   tuvieron dos preciosos hijos que llenaban de alegría el corazón de Daniel y de Gladis.
Todo era perfecto, pero un día Daniel se puso muy enfermo. Su hija Carla se asustó mucho y llamó a una ambulancia. Le llevaron al hospital más cercano, a unos pocos kilómetros de su casa.  Estaba muy grave y los especialistas del hospital no conseguían recuperarle. Ese día había ido al hospital un médico cirujano muy famoso a dar una conferencia al  hospital. Al oír que había ingresado un enfermo muy grave quiso atenderle y cuál fue su sorpresa cuando reconoció a su gran amigo de la infancia.    

 Fue una operación difícil pero todo salió muy bien, y  Daniel  al abrir los ojos reconoció a Carlos.  Ambos se dieron un abrazo enorme y Daniel le agradeció que le hubiera salvado la vida. Carlos le dijo que nunca olvidaría aquel maravilloso día de cumpleaños y todo lo que después hizo por él.
A partir de entonces los dos amigos decidieron no separarse y emprender un bonito proyecto junto con sus familias. Se fueron a África a trabajar con  niños que necesitaban su ayuda. Daniel les enseño todo lo que él sabía y Carlos enseño a los papás de los niños como tenían que atenderlos y curarlos, así como la mejor forma de prevenir las enfermedades .
Estuvieron mucho tiempo viajando por diferentes ciudades y pueblos prestando su ayuda,  y  finalmente construyeron un pueblecito en la montaña dedicado a la ayuda de niños desprotegidos,  con una bonita calle que la llamaron :  La calle de la solidaridad.


 
FIN

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